lunes, 5 de septiembre de 2011

Piedra de escándalo

La inmersión lingüística es propia de tolerantes, pedagogos apolíticos y, además, va en la línea de la UNESCO; la inmersión lingüística “obligatoria”, de impositores. En Catalunya, sorprende comprobar cómo muchos de quienes defienden a ultranza las excelencias pedagógicas del sistema público de inmersión lingüística “obligatoria” en “català”, incluso para la mayoría de la población castellanohablante, suelen evitarla matriculando a sus hijos catalanohablantes en carísimos colegios privados plurilingües. Lo que, desgraciadamente, no sorprende en Catalunya es encontrar ultracatalanistas en medios de comunicación fusionando patria y “llengua”, hasta el extremo de tildar de traidores a los que no participamos de un régimen educativo público que antepone, en una sociedad mayoritariamente bilingüe, el decreto gubernativo a la libertad individual para optar a una educación en cualquiera de las dos lenguas con rango de cooficialidad en toda la comunidad autónoma. Y para llegar a colmo, en este orden de cosas, no falta más sino que, para defender tales posturas intransigentes, nos organicen otra manifestación a la manera que nos tienen acostumbrados los nacionalistas por medio de instituciones no gubernamentales, a las que llaman “Sociedad Civil”, pero profusamente subvencionadas desde el “Govern”. Entre tanto, en lo que mí respecta, sólo me resta seguir anteponiendo, a pecho descubierto, la Razón al Sentimiento y, sin embargo, para evitar añadir más leña al fuego, resignarme a engrosar la lista de “traidores a Catalunya”.

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