jueves, 27 de octubre de 2011

¡Si lo sabré yo!

Nacionalistas de contrario signo, indistintamente, incurren en “proezas” que consisten esencialmente en rebatir cualquier acción censurable, atribuible a su facción, indicando otra, equivalente o aproximada, achacable al bando opuesto. Obstinados ambos en sus recíprocas inculpaciones, nuestros representantes políticos, de toda naturaleza ideológica u origen, se colman de alborozo: nada les imposibilita mantenerse en sus trece y seguir viviendo del sable.

lunes, 24 de octubre de 2011

Con su grano de sal

No sé con cuántos polémicos frentes abiertos gobierna la carrera electoral, hacia el próximo 20-N, el cabeza de lista de la federación de CiU para el Congreso de Diputados. Pero con todo y con eso, tratándose de un nacionalista curtido en excesivas legislaturas parlamentarias, me esfuerzo en relacionar tanto discurso políticamente incorrecto (PER, inmigrantes, homosexuales, clero, etc.) con una poderosa motivación subyacente. ¿Será que desde CiU interpretan que el antaño incondicional votante nacionalista empezará a engrosar también el colectivo de abstencionistas en Catalunya? ¿Ocurrirá que, pese a farolear públicamente sobre que los “ineludibles” recortes sociales apenas les afectan electoralmente, ansían ensimismar a la opinión pública con llamativos señuelos mediáticos? En suma, hoy, ¡que lo pasen bien con tanto calculado conflicto! y, en contadas semanas, ¡la voz del pueblo dirá!

miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Quién paga el pato?

El festín pantagruélico de caudal público, a modo de salarios, dietas y sobresueldos, que se han metido entre pecho y espalda nuestros representantes gubernamentales en Catalunya, durante los años de prosperidad económica, ensanchaba su ribete de escándalo cuando ciertos líderes nacionalistas y “socialistas” lo defendían a todo trance. ¡La leche! Puesto que nuestros diputados autonómicos son conocedores del mosqueo que estos fabulosos sueldos suscitan en la inmensa mayoría de la sociedad, han divulgado que declinarán embolsarse una de las catorce nóminas del próximo año. Unas asignaciones económicas, sin correspondencia con la de sus homólogos del Estado, no sujetas a reglamentaciones de estamentos superiores ni a beneplácitos explícitos de los ciudadanos (paradójicamente cuando muchos de los diputados autonómicos se pirran por celebrar consultas o referendos sobre modificaciones legislativas que les otorguen más poder) y de las que se han dotado sin comedimiento alguno. ¡Caramba! Un ejemplo que podría contribuir a poner en claro este extraordinario fenómeno sería algo aproximado al dislate que supondría que, en cualquier taller, el aprendiz estipulara su propio sueldo, incluso muy por encima del que percibe su maestro, y sin que el propietario tuviese capacidad de decisión alguna sobre este peculiar orden de factores. ¡Su tía! Por consiguiente, aunque renuncien a una sola paga extra y hace unos meses se hayan mínimamente disminuido la mensualidad, nuestros diputados autonómicos todavía están muy lejos de igualar el sacrificio al que están abocando al resto de la población el conjunto de nuestros representantes gubernamentales que, pese a la que está cayendo, aún salvaguardan sus particulares intereses con una poderosa ventosa pegada al dinero público. ¡Medrados estamos!

domingo, 16 de octubre de 2011

¡Ya es decir!

15-O en Barcelona, esa jornada en la que la inmensa mayoría de nuestros principales representantes políticos en Catalunya anduvieron desplegando banderas en las alturas (Montjuïc). Todos ellos afanados en su acostumbrada línea de echar mano de abstracciones ideológicas sobre un lienzo bicolor como banderín de enganche de la causa nacionalista. En esta ocasión, hasta el extremo de obstinarse en dotar a la “senyera” de un quijotesco empeño: facilitar la “cohesión social”.
En contraposición, abajo, el pueblo llano “indignado” volvió a echarse a la calle masivamente, en mayor número que unos meses atrás, para exigir remedio a las dificultades que lastran su devenir cotidiano. Todo ello, paradójicamente, sin enarbolar una sola “senyera” (si la hubo, no la advertí; entre tanto gentío, apenas sí destacaban dos “estelades”, un par de docenas de tricolores –republicanas-, una islandesa y una argelina junto a otra africana –si no recuerdo mal, una egipcia-; por cierto, “el pajarito” -helicóptero-… ni asomó, otro hecho inusual, junto a la casi ausencia de banderas, en acontecimientos de esta índole en Catalunya).
Arriba, todo igual; abajo, algo cambia. ¿Quizá los ciudadanos empiezan a percibir que, más que resolver dificultades, las banderas forman parte del problema?

jueves, 13 de octubre de 2011

Unos mean en lana y suena; otros, en lata y ni se oye

Por más que ayer, 12 de octubre, algunos en Catalunya se emplearan a fondo para que el día discurriese como uno de tantos, bastó con sintonizar TV3 para percibir que la jornada informativa merecía un tratamiento señalado. Quizá por ello, en virtud de la “pluralidad” y “diversidad” que caracteriza el tratamiento de la información en programas de noticias en la corporación pública de televisión en Catalunya, la locución “ultra” cobró un protagonismo digno de las grandes ocasiones. Así que no basta con colmar de alabanzas la determinación con la que complementan el calificativo que advierte de actitudes extremas o radicales en grupúsculos de nuestra sociedad y lo mismo una distinción emblemática como la “Creu de Sant Jordi” aun no sería suficiente reconocimiento a modo de gratitud para con esta cadena televisiva. Dicho lo que precede, lo que cabalmente procede es implorar que quiera Dios que uno de estos días, en TV3, recurran también al término “ultra” para referirse a quienes gastan las mismas execrables cualidades desde cualquiera de las extremidades del catalanismo… aunque no sea fiesta de guardar.

martes, 4 de octubre de 2011

¡Ay de los vencidos!

Resulta enervante comprobar cómo nuestros representantes gubernativos contrarrestan cualquier acontecimiento negativo, consecuencia directa de sus pésimas gestiones, con el intrincado razonamiento que confirma la culpabilidad exclusiva de sus oponentes políticos. Quizá con objeto de que, en este orden de cosas, la figura de nuestras autoridades en el Poder gane en “maestría política”, los hay, incluso, que unos días se jactan públicamente de vulnerar la Ley y al siguiente… codician ser reverenciados como los garantes de la misma. En suma, ¡nos quitan el habla con una de barbaridades que consiguen que nadie se escandalice si acarician la ocurrencia de infundir “valores positivos y superiores” en el resto de la sociedad!