viernes, 16 de marzo de 2012

¿¡Estamos aquí o en Jauja!?

Por notorio y ordinario es sabido que en Catalunya se sanciona a los que no rotulan su letrero comercial al menos en “català”. Y dado que los nacionalistas, que conforman mayorías por estas amplitudes territoriales, han demostrado hasta la saciedad una estrechez tolerante sin límites, ahora, según lo aprobado ayer en nuestro Parlament, se pondrá en la picota, abriendo expedientes sancionadores, a los que no etiqueten al menos en “català”. Sin embargo, como en Catalunya nuestros representantes políticos han dado muestras sobradas de que no son los más indicados para dar lecciones sobre legitimidad legal, se hace inevitable formular algunas preguntas para evidenciar la calidad de una democracia comprimida por ciertas líneas rojas. ¿Dónde queda pues la coherencia de los nacionalistas respecto a la armonía entre un determinado código lingüístico y la Ley cuando sancionan en muchísimos municipios con señales de tráfico ilegales (expuestas solo en català mientras que la ley vigente sobre señales de tráfico deja explícito que deberían estar al menos en castellano)? Y otra interpelación más trascendental aún, ¿dónde quedan obstruidos los mecanismos que nuestra legislación establece para evitar la extorsión de ciudadanos por consistorios fanatizados por una decretada “lengua patria”?

sábado, 3 de marzo de 2012

¡Gajes del oficio!

Parece que en Catalunya, en asuntos de las subvenciones que la Generalitat otorga a los medios de comunicación digitales, están los que siempre reciben (elpuntavui.cat), los que reciben según quien gobierne (tribuna.cat) y los que nunca reciben (lavozdebarcelona.com). Paradójicamente, los que más amargamente se quejan son los que recibiendo siempre, según ellos, no reciben lo suficiente, seguidos de cerca por los que habiendo recibido en otras etapas, parecen haber caído en desgracia. Total que, mientras los que están en poder de la bolsa pública no corrijan la plana de las subvenciones a entidades privadas y los que están acostumbrados a vivir del sablazo a los dineros de los contribuyentes, para consolidar su publicación, no cesen en actitud tan poco solidaria y responsable… yo me guío para estar bien informado, principalmente, por aquella prensa cuya profesionalidad le permita mantenerse por sí misma. En suma, si es que esta endiablada crisis está trayendo algo positivo es que nuestros gobernantes en Catalunya, aunque sea muy a su pesar, se está viendo abocados a fundir unos consolidados esquemas que tendían a unir dos colectivos (políticos-periodistas) que deberían transitar, para bien de la sociedad, por derroteros muy in-de-pen-dien-tes. ¡Como lo lee!