miércoles, 25 de julio de 2012

En la cuerda floja

Puesto que nuestros representantes políticos han demostrado hasta la saciedad que les sobra imaginación para dirigir las administraciones públicas en dirección contraria a lo que indica el sentido común, incluso hallando nuevas excusas que les permitan urdir administraciones públicas más elefantiásicas donde mejor acomodar cargos de confianza y demás paniaguados, me permito la licencia de importunarlos con una singular consideración. Una idea nada menos que para aliviar las arcas y fomentar la vocación de servicio público en esta casta política que tantísimo ha contribuido a que se consume la etapa más comprometida que la mayoría de ciudadanos de este país haya vivido jamás. Por consiguiente, no sería frívolo, en mi opinión, indicar nuevas formulas para corregir las actuales desproporciones existentes entre gobernantes y gobernados. En tal sentido me aventuro a sugerir que, además de fijar un tope por arriba en sueldos de ediles, alcaldes, presidentes, etc., debería ser obligatorio el incluir en el programa electoral de todo candidato su pretensión retributiva para incentivar recortes salariales voluntarios en los aspirantes.