miércoles, 11 de septiembre de 2013

En cambio poco cambia en Cataluña

Bien mirado, desde la pasada Diada Nacional de Cataluña (2012) a esta parte, pocas cosas han cambiado en Cataluña.
Salvo que la minoría que ponía una bandera en la fachada de su domicilio para la ocasión ahora coloca dos, tres, cuatro… hasta once (!) he podido contabilizar en una misma vivienda. También que el cambio de la puesta en escena del independentismo, para evitar que se aburran los partidarios de la causa de marras, ha obligado a los TV3 a trocar los millones de independentistas con los que cuantificaban manifestaciones de años anteriores por los centenares de miles de hogaño. Porque queda claro como el agua que el descaro con el que se gasta dinero público para celebrar actos reivindicativos y partidistas por estas tierras sigue siendo el de hace décadas. De igual modo, el uso irreverente de las instituciones públicas para promocionar las aspiraciones de
una parte de la población no ha variado un ápice. Pues nada, después de tantas evidencias y tantísima reiteración de cómo la casta política de Cataluña manipula a su antojo desde las instituciones públicas, solo queda esperar que siga todo como hasta ahora cuando se celebren elecciones ordinarias para que aumente el número de catalanes que ya han abierto los ojos de par en par y que los representantes políticos de las dos formaciones políticas (CiU y ERC) que fomentan este orden de cosas vuelvan a perder, en su conjunto, apoyo popular.

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