martes, 18 de diciembre de 2018

El fabuloso mundo independentista

Para mí que los independentistas de Cataluña que portan lazos amarillos se han vuelto a colar otro antológico autogol. De un tiempo a esta parte se puede visualizar que la casta separatista es una ínfima minoría también en las calles. Lo mismo ya se ha podido constatar desde hace décadas con las “esteladas” que cuelgan de los balcones. Ay, el día que los Poderes del Estado no permitan a estos fanáticos secesionistas hacer trampas en los colegios electorales ni poner propaganda partidista los 365 días del año en el espacio público de casi toda la región ni utilizar con fines partidistas las instituciones públicas ni hacer con el dinero del erario público lo que les venga en gana ni acosar al adversario político con aparente impunidad ni que la TV3 tome descarado partido por los “estrellados cuatribarrados”. Ay, el día que los catalanes oprimidos por los violentos independentistas se armen de valor y exijan disfrutar de las mismas oportunidades para acceder a puestos públicos de trabajo, de hablar, estudiar, rotular y ser atendidos en la lengua oficial que escojan libremente, que presenten candidaturas electorales en todos los municipios de Cataluña… Ay, qué fácil sería todo si muchos de los que cortan el bacalao en “Madrit”, Europa o la ONU viviesen una temporadita en Cataluña para darse cuenta de quién es aquí el oprimido demócrata y quién el maldito facha opresor.