jueves, 28 de noviembre de 2013

TV3 mete baza

La vigesimotercera cumbre bilateral franco-española ha servido para que los de la televisión “pública” de Cataluña, en su línea partidista de toda la vida, digan de Rajoy que “recupera el discurso del miedo” por decir una obviedad de la que ya han advertido, en repetidas ocasiones, figuras gubernamentales harto representativas de la Unión Europea.
Pues nada, los independentistas, con Artur Mas a la cabeza, y su cohorte mediática hacen oídos sordos al hecho de que una región que se escindiera de un estado miembro debería solicitar su adhesión y ser aceptada por la totalidad de los socios con todos los inconvenientes y perjuicios para el conjunto de los ciudadanos que ello comportaría. Al igual que el presidente de España, su homólogo francés, François Hollande, ha dicho algunas obviedades como que “Cataluña es una región [comunidad autónoma] de España”. Sin embargo, los de TV3 y el resto de independentistas no han salido en tromba diciendo barbaridades de él como suelen hacer con todo el que ose alterar mínimamente el imaginario mundo nacionalista que tanto dinero público ha costado asentar en el caletre de muchos ciudadanos catalanes. Se conoce que esta gente independentista es consciente de que las limitaciones presupuestarias del Govern ya apenas le dan para mal controlar Cataluña y algunos grupúsculos en la Comunidad Valenciana e Islas Baleares y, por consiguiente, ni por casualidad les conviene abrir nuevos frentes en un territorio galo en el que, en las últimas tres décadas, apenas han podido repartir subvenciones en el Rosellón y la parte norte de la Cerdaña. En suma que para mí estos independentistas de los medios de comunicación “públicos” de Cataluña, ante las verdades como puños que expresa el máximo representante español, en último caso, intoxican a la opinión pública tanto como pueden; pero con el de Francia… solo les queda tragar hiel.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Para bien o para mal

Para mí que en cualquier Estado, tan pronto un cuerpo de policía salta a la palestra mediática con frecuencia, la Democracia se resquebraja. De un tiempo a esta parte, es lo que está ocurriendo, alarmantemente, en Cataluña con el cuerpo de los Mossos d’Esquadra (policía autonómica), de una forma más o menos merecida según el caso concreto. Está visto que, últimamente, los acontecimientos trágicos en los que se ven envueltos algunos de sus miembros menudean en los medios de comunicación. Antaño podían acaecer multitud de sucesos en los que no pocos elementos del cuerpo eran imputados,
juzgados, condenados y, sorprendentemente, indultados y la prensa, salvo honrosa excepción, o no decía ni mu o relegaba la noticia al rincón donde pasara más desapercibida. Ahora, después de las imágenes que conservan muchos ciudadanos en sus retinas de unos mossos d’esquadra aporreando las cabezas de pacíficos e indefensos “indignados” sentados en el suelo de plaza Cataluña en Barcelona, el concepto que se tiene de esta corporación policial es enormemente negativo. Por consiguiente, desde el episodio mencionado en el punto anterior, la repercusión mediática de todo lo que tenga que ver con cualquier hecho luctuoso en el que se vea envuelto algún miembro del cuerpo policial autonómico se dispara… para bien o para mal.