domingo, 2 de febrero de 2014

La casilla que pondría los derechos lingüísticos a tono

Sobre las intenciones de los poderes fácticos nacionalistas y los máximos representantes gubernamentales de la misma cuerda ideológica de seguir imponiendo la inmersión lingüística en “català”, indiferentemente de la lengua materna que tenga el niño al que se pretende educar, no circula leyenda alguna. Angustiosamente para quienes la padecen, esta realidad en Cataluña no admite más interpretación que la de unos exaltados nacionalistas ahítos de soberbia. Por lo tanto, esta imposición lingüística se lleva a cabo sin tener el menor respeto por preceptos internacionales (UNESCO) que obviamente la desaconsejan para niños menores de ocho años que no tengan esta lengua como materna. Ahora bien, da qué pensar que las élites mencionadas al inicio sigan empecinadas en que se aplique tal metodología educativa de forma indiscriminada al tiempo que evitan la inmersión lingüística en “català” para sus propios hijos, catalanohablantes. Por si lo anterior fuera poco, pagan costosísimos colegios privados multilingües donde, paradójicamente, el castellano tiene mayor presencia en horas lectivas que en las escuelas públicas, cuando axiomáticamente la educación en “català” se adapta como un guante a las necesidades pedagógicas de este colectivo de niños. Por otro lado, para los padres de niños castellanohablantes que carecen de recursos económicos, sin embargo, la Generalitat de Cataluña no ofrece oportunidad alguna de una educación en su lengua materna y tan solo la Justicia deja una pequeña puerta entreabierta, tan difícil de franquear, que solo pueden hacerlo verdaderos héroes. Esta circunstancia es aprovechada por muchos nacionalistas para desprestigiar el reducido número de los que solicitan educación en Cataluña con el castellano como lengua vehicular. Todo ello al mismo tiempo que la administración pública se niega, pese a las reiteradas órdenes de los tribunales, a colocar una casilla en los impresos de inscripción de la matrícula de los centros donde los padres deberían elegir la lengua… este derecho a decidir no tiene mucha aceptación entre los sectarios nacionalistas que tanto lo reclaman para materias de las que carecen de competencias legales.

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