jueves, 31 de marzo de 2011

¿Cómo no eres del Barça?

Hace 23 años, en uno de esos innumerables retornos a mi villa natal (Manlleu), después de fijar mi residencia siete años en Osuna (Sevilla), cierto compañero de trabajo remató la bienvenida a un nuevo contexto socio-político-deportivo del que me mantenía ajeno. Popular por su radical inclinación independentista, me abordó en corrillo junto a la expendedora máquina de café con un “oye, tú que vives y trabajas aquí, ¿cómo no eres aficionado del Barça?” ante el asentimiento general. Tras remover la leche sola con azúcar de mi vaso y comprobar cuán caliente estaba, le espeté con igual grado de educación; es decir, con otra pregunta: “entonces, ¿debemos creer todos que tu forofo hermano mayor, que reside y se gana la vida en Múnich desde hace algunos años, cada ocasión en que el Barça se enfrenta, en competición europea, al Bayern desea que pierda? Las gargantas de aquellos entusiastas debieron sufrir una considerable quemadura porque no perdieron tiempo alguno en sorber el contenido de sus vasos de plástico y batirse en retirada, cabizbajos y cariacontecidos.

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