El deportivo oficio del arriero

De un tiempo a esta parte, por estos lares, con mengua de objetividad, demasiados medios de comunicación se han caracterizado por actuar como correa de transmisión de los intereses de unas formaciones políticas que menudean en derredor de una pretendida diferencial identidad, cuando no de un estridente independentismo. Cualquier pretexto, pues, es propicio para trasladar a la opinión pública y a sus contrincantes políticos y sociales, tanto en Catalunya como en el resto de España, cómo y cuánto aumenta la corriente independentista. Para tal fin, la arrogación por parte de este colectivo, especialmente, de cualquier acontecimiento deportivo o de las distintas selecciones deportivas autonómicas continúa siendo una práctica reiterada hasta el hartazgo, aunque las cifras de asistentes a tales eventos, pese a contar con un sinnúmero de ayudas institucionales públicas, las más de la veces, sea irrisoria. Con ausencia de un razonable equilibrio aritmético, y paralelamente a la incesante y significativa disminución del número de catalanes que votan a partidos inequívocamente independentistas en los diferentes comicios electorales en Catalunya, han ido deformando con menor rubor y mayor osadía los guarismos que “demuestran” el más que “evidente” engrandecimiento del seno de sus filas. El extremo de esta magnificación de cifras, sin duda, halla su cénit en las manifestaciones del pasado 10 de julio de 2010 y la anterior del 18 de febrero de 2006 (más de un millón de asistentes y millón y medio respectivamente, según organizadores). Pero con el trascurrir del tiempo y en las mismísimas calles de Barcelona nos encontramos con una estampa que se han encargado de traer en portada hoy, lunes 7 de marzo de 2011, algunos de los más importantes rotativos en esta Comunidad Autónoma. Una de estas imágenes, en primera plana de la más conspicua publicación en Catalunya, muestra una “ancha” e “interminable” calle de la ciudad condal repleta de “apiñados” atletas que, en la jornada de ayer, disputaron la 33ª Maratón de Barcelona. En esta ocasión, imposible les hubiera resultado, a los tetrabarrados dioses del Olimpo de la Objetividad, destacar un halo ultracatalanista en los 13062 internacionales deportistas que como máximo podían incluir la fotografía de esa amplia e infinita calle de Barcelona atestada de participantes. Hace al caso, y para que no desaprovechen una oportunidad irrepetible de volver a relacionar íntimamente el Deporte con la Política en Catalunya, permitirme sugerir que quizá les resulte relevante demostrar a la opinión pública, en general, y a sus propios correligionarios, en particular, que esa inmensa aglomeración de deportistas sólo era una ínfima parte de la que en sendos días gloriosos para el “independentismo” lograron asombrar a propios y extraños. Es decir, que como en lo tocante a este asunto, sorprendentemente, no hay quien pare el carro, esto implica que el 10 de julio de 2010 alcanzaron a reunir casi 77 veces el gentío que incluye esta imagen anteriormente mencionada y la friolera de casi 115, si éste es comparado con la manifestación del 18 de febrero de 2006, siempre según los animosos organizadores y, en el más reciente acontecimiento, incluso, autoridades competentes. ¡Todo un hito en la Historia de Catalunya! En suma, un asombroso acontecimiento que pasma sobremanera no haya pasado a formar parte de los hechos más insólitos de la Humanidad, si nos atenemos a que tantísima multiplicación, ciento y la madre, de participante en momento alguno desbordara… unas precisas y limitadas lindes del ensanche barcelonés.

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