martes, 4 de octubre de 2011

¡Ay de los vencidos!

Resulta enervante comprobar cómo nuestros representantes gubernativos contrarrestan cualquier acontecimiento negativo, consecuencia directa de sus pésimas gestiones, con el intrincado razonamiento que confirma la culpabilidad exclusiva de sus oponentes políticos. Quizá con objeto de que, en este orden de cosas, la figura de nuestras autoridades en el Poder gane en “maestría política”, los hay, incluso, que unos días se jactan públicamente de vulnerar la Ley y al siguiente… codician ser reverenciados como los garantes de la misma. En suma, ¡nos quitan el habla con una de barbaridades que consiguen que nadie se escandalice si acarician la ocurrencia de infundir “valores positivos y superiores” en el resto de la sociedad!

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