domingo, 14 de julio de 2013

¡La división y la destrucción, de un parto son!

Para mí que no cabe duda de que una hipotética independencia de Cataluña sería un acicate para muchas élites locales y, por consiguiente, un problemón de dimensión mundial puesto que como las castas políticas del lugar, que lo controlan casi todo a su alrededor y que aun así jamás tienen suficiente, las hay repartidas por todos los rincones del planeta. Además, previsiblemente, no corregiría ninguna de las arbitrariedades que los actuales jerarcas políticos de la Comunidad Autónoma ya cometen sobre la mayoría de ciudadanos, sino que las agravaría. Juraría que en el caso de que esta gente nacionalista que ha logrado que medie un abismo entre la Cataluña oficial y la real alcanzase su anhelada patria soberana, la distancia entre una y otra se agrandaría muchísimo más. Y llegados a este punto, conviene poner de relieve que por estas tierras, a las que se les puede dar mejor utilidad que sembrarlas de fronteras, en la vida real se puede estar meses y meses hablando con catalanes de a pie y no escuchar la palabra “independencia” ni una sola vez, pero en TV3… pocos segundos.

No hay comentarios: