martes, 10 de enero de 2012

¡Por descontado!

Por lo pronto, sorprende que un político de contrastada trayectoria, por estos dominios catalanes, como Alberto Fernández (PP), pueda asomar con las orejas gachas tras constatar lo irrefutable (la deriva independentista) en su pretensión de llegar a un acuerdo con CiU para el gobierno del consistorio de la ciudad condal. Porque no saber ni por el forro de qué ambigüedad doctrinal echará mano la federación nacionalista para captar votos es una posibilidad en la que puede incurrir hasta el más pintado por estos territorios. Pero con todo, es fácil, por sus inequívocas labores de gobierno, estar al corriente de cuál es el destino en su hoja de ruta, aunque la formación nacionalista prescinda de ostentarlo explícitamente en el banderín de enganche ante cualquier contienda electoral. Así que, conforme han caído las pesas, a los populares en Catalunya no les queda otra que dejar de soñar despiertos y meterse a despachar una faena de auténtica oposición municipal… y autonómica. ¡A boca de jarro, después de estar no pocos meses yendo de coronilla han caído en la cuenta a deshora!

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